sábado, 1 de marzo de 2008

Indignidad de las FARC

A base de administrar cuidadosamente las liberaciones de las personas que mantiene secuestradas, la narcoguerrilla colombiana cree que puede hacer olvidar que se trata de un grupo terrorista y que son ellos los que mantienen injustamente prisioneros a personas inocentes cuya vida utilizan a su antojo. Es natural que los rehenes liberados se comporten con cierta gratitud hacia los que finalmente les han liberado de las cadenas, pero eso se llama «síndrome de Estocolmo» y es bien conocido en casos similares. Lo que no es tan comprensible es que se acepte como algo natural que el peso de la responsabilidad de que no haya más liberaciones caiga sobre el presidente colombiano, Álvaro Uribe, que ayer volvió a pedir a los guerrilleros la liberación de todos los secuestrados.
Son las FARC y no Uribe quien está jugando arbitrariamente con la vida de Ingrid Betancourt, cuyo destino se decide según los cálculos de conveniencia política tanto de los terroristas como del presidente Venezolano, Hugo Chávez, que no oculta su voluntad de convertirse en abogado de la guerilla. Por su parte, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, debería encontrar otros caminos más serios si quiere colaborar en la liberación de Betancourt, en lugar de sumarse a esta feria de expediciones a la selva en la que sólo juegan los que aceptan las reglas impuestas por los terroristas.

Fuente ABC

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