sábado, 14 de febrero de 2009

Venezuela vota mañana el referendum con la economía al borde del colapso

En unos meses el país ya no tendrá dinero para las importaciones y para el servicio de la deuda | "La crisis que se está gestando amenaza con tragarse todos los fondos y las reservas que el gobierno dice tener" | La petrolera estatal PDVS lleva cinco meses sin pagar a sus proveedores y a las empresas contratadas

CARACAS (ENVIADO ESPECIAL).- "PDVSA no paga". La noticia corrió como la pólvora entre las empresas que venden bienes o prestan servicios a Petróleos de Venezuela. Como no liquida las facturas desde hace más de cinco meses, la compañía estatal acumula una deuda con sus proveedores de más de 7.000 millones de euros. La firma estadounidense Ensco paralizó un equipo de perforación en el golfo de Paría debido a retrasos en los pagos por 30 millones de euros. PDVSA se apoderó a la brava del taladro. Los contratistas están al borde de la quiebra porque el Estado venezolano, el único que puede facilitarles trabajo, les exige que rebajen un 40 % sus facturas, lo que les llevaría a trabajar con pérdida. Cae la producción de la industria petrolera porque las empresas se han visto forzadas a suspender trabajos de perforación.

PDVSA no paga porque el presidente Hugo Chávez ordenó que los menguados ingresos de la empresa estatal se destinen a financiar programas sociales. Chávez ha necesitado todo el dinero en efectivo que ha sido posible reunir para repartir subsidios y prebendas que le generen apoyos de cara al referéndum de mañana.

El derrumbe de los precios del petróleo, unido al derroche populista del presidente Chávez, provoca que la economía venezolana esté al borde del colapso. Los analistas sólo difieren al señalar el mes en que el Estado se quedará con las arcas vacías, sin poder cumplir con sus compromisos. Los especialistas advierten que en 2009 será imposible sostener el ritmo del gasto público, ya que 93 de cada 100 euros que entran al país provienen del petróleo. "Las reservas internacionales podrían llegar a un nivel crítico en seis u ocho meses'', declara a "La Vanguardia" José Guerra, ex jefe de economistas del Banco Central de Venezuela (BCV) y profesor de la Universidad Central. Guerra asegura que el gobierno "habla de usar las reservas del BCV para financiar el déficit fiscal'', lo que provocaría "una agudización peligrosa de la inflación''. "Es como encender una máquina de producir dinero, que pone billete en la calle pero dispara la inflación'', explicó.

"El país se encamina a una 'estanflación' (estancamiento con inflación). Entramos en una fase recesiva de modo rápido, el PIB puede caer entre 1,5 y 2,5 % en 2009, y con la inflación más alta de América Latina, de un 35 % anual", dijo Guerra.

Elie Habalián, quien fue gobernador de Venezuela ante la OPEP, afirma que "Chávez carece de un Plan B para hacerle frente a una crisis que se encuentra en plena gestación, y que amenaza con tragarse todos los fondos y las reservas que el régimen dice tener". Hace unos días, Chávez ordenó al banco central que trasfiriera 12.000 millones de dólares a un fondo que maneja el ejecutivo con total opacidad. Con esta medida, el nivel de las divisas operativas ha descendido a menos de 20.000 millones de dólares.

Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, subraya que con el precio actual del petróleo el país obtendría este año unos 30.000 millones de dólares, un tercio de los del año pasado. "En 2008 las importaciones superaron los 47.000 millones de dólares, no tendremos dinero ni para las importaciones". Tampoco habría fondos para cumplir con el servicio de una deuda externa que, sumando los compromisos de PDVSA, supera los 72.000 millones de dólares.

El panorama no puede ser más sombrío: inflación superior al 30% con recesión, el petróleo en caída libre, una moneda sobrevalorada y serio déficit en la balanza de pagos.

El dinero escasea. La desolación que se ve en el vestíbulo del Hotel Meliá Caracas no tiene nada que ver con el ambiente bullicioso que se veía hace unos meses. Prácticamente han desaparecido los rusos, iraníes, libios, los vendedores de armas y los aventureros de toda ralea que llegaban en busca de jugosos contratos. El Gobierno ya no paga el 40 % de las habitaciones del Meliá, lo que provocó despidos de personal.

Otra evidencia de que las arcas están vacías es el desespero de contratistas y suministradores de bienes y servicios de ministerios y empresas del Estado, por el atraso de más de ocho meses en el pago.

Agobiado por el brusco descenso en el precio del crudo (apenas supera los 35 dólares por barril, 100 dólares menos que en julio de 2008), Chávez enfrenta dificultades fiscales para pagar miles de millones de dólares por la nacionalización de empresas extranjeras como Cemex y Sidor. Chávez anunció en agosto la nacionalización del Banco de Venezuela, en manos del español Grupo Santander; a pesar de que dijo que la negociación sería rápida no la pudo concretar por carecer de fondos para la operación.

Una gestión gubernamental marcada por ataques a la empresa privada, expropiaciones, invasiones de fincas, confiscaciones de tierras y empresas, corrupción e ineficiencia, promovió el desmantelamiento de gran parte del sector productivo. La degradación no se limita a PDVSA o a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), también carcome a la empresa privada por la política laboral del Gobierno, caos en los puertos; exigencias y limitaciones de la Comisión de Divisas (Cadivi), controles exacerbados que se extienden a fijar precios por debajo de costos y determinan qué producir y a quién vender. A esto se suma la constante amenaza de expropiación y confiscación. Robert Bottome, editor de "Ven.Economía" señala que "el resultado de este cerco antiempresarial es inflación, escasez de productos básicos con desabastecimiento estructural, desempleo y más pobreza". Al llegar Chávez al poder había 11.117 industrias; ahora sólo quedan 7.102.

Fuente: La Vanguardia

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