Un total de 19 personas fueron asesinadas el 11 de abril de 2002 en los alrededores de Miraflores, entre los que se suman el caso de un manifestante oficialista caído en circunstancias no esclarecidas cuando volvía en la noche a su casa en la parroquia 23 de Enero. Siete años después sólo las muertes de Erasmo Sánchez y Rudy Urbano han llegado a juicio, condenando a los comisarios Iván Simonovis, Lázaro Forero, Henry Vivas y siete PM de menor rango. Sin embargo, el proceso no esclareció los sucesos de aquel día, pues las pruebas no son contundentes.
La falta de una comisión de la verdad imparcial impide que se esclarezcan los autores del hecho, porque el trabajo realizado por la Fiscalía ha sido politizado tanto como la insipiente averiguación que emprendió en 2002 el Parlamento. Las balas que asesinaron a esos ciudadanos pudieron salir no sólo de la PM, sino de los grupos civiles armados y supuestos francotiradores apostados en la zona.
Jhonnie Obdulio Palencia, 29 años de edad
Estudiante universitario y militante del partido Bandera Roja. Muere por un disparo en la cabeza. Las experticias arrojaron que la trayectoria del proyectil fue de adelante hacia atrás, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. Éste penetró por la región submentoniana, impactó la masa encefálica y salió del cráneo produciendo fractura del hueso temporal parietal y occipital derecho. Fue encontrado sin vida entre el Metro de El Silencio y el Liceo Fermín Toro y permaneció ahí, cubierto por una sábana, hasta el día siguiente cuando los cuerpos policiales finalmente pudieron llegar al lugar. Se presume que su muerte se dio a las 6 de la tarde. La planimetría hecha por investigadores de la policía científica e integrantes del Colegio de Ingenieros demostró que la bala que mató a Palencia provino de un FAL, armamento utilizado por la Guardia Nacional. La Fiscalía presentó acusación contra el cabo segundo Luis Alberto Carrero, los distinguidos Carlos Díaz Pérez, Elys Jaimes Navas y Luis Rodríguez Valera por este caso.
Juan David Querales, 25 años de edad
Operador de llamadas de la Cantv, muere desangrado como consecuencia de un impacto de bala que le entra en la pierna, luego de rebotar en el suelo, perforándole la femoral. La trayectoria fue de adelante hacia atrás, de abajo hacia arriba y de derecha a izquierda. Se presume que falleció en las inmediaciones del Liceo Fermín Toro. Aunque estaba en la marcha opositora no tenía vinculaciones políticas. Era practicante de la Fe adventista y aspiraba a ingresar en la universidad para estudiar ingeniería. Querales asistió a la manifestación en compañía de sus cuatro hermanas y según algunos testimonios fue impactado por una bala mientras ayudaba a una mujer herida. El proyectil que causó su muerte era calibre 9 milímetros. Hasta ahora el Ministerio Público no ha imputado a nadie por este caso.
Víctor Emilio Reinoso, 28 años de edad
Técnico superior en administración de empresas. Muere al recibir un disparo en la cabeza mientras se encontraba en el Liceo Fermín Toro. Las investigaciones indican que el proyectil atravesó la cervical, con una trayectoria de izquierda a derecha, de adelante hacia atrás y de arriba hacia abajo. Aunque un amigo que lo acompañaba indica que murió alrededor de las 5 y media de la tarde el Cicpc lo ubica media hora antes. Tenía previsto viajar el 12 de abril a República Dominicana para reunirse con sus familiares, así como montar una arepera. No militaba en ningún partido político. Se presume que la bala que lo alcanzó provino de un arma calibre 9 milímetros. La Fiscalía no ha imputado a nadie por su muerte.
Alexis Bordones, 53 años de edad
Comerciante natural de Valencia. Muere entre las esquinas de Pedrera y La Gorda, frente a la tienda Dorsay, al recibir un disparo en la cabeza. Se encontraba de paso en Caracas conociendo a su nieta que había nacido una semana antes. Sus familiares se enteraron de su muerte a través de la televisión. El cuerpo de Bordones fue cubierto por los manifestantes opositores con una bandera nacional lo que fue ampliamente reseñado por los medios de comunicación. El caso fue archivado el 19 de marzo de 2007 por el Ministerio Público. Hasta la fecha nadie ha sido imputado por el crimen. Su hija Lianny Bordones considera que existe “discriminación” en la investigación que ha hecho la Fiscalía sobre los sucesos del 11 de abril: “Se sentencian algunos casos y otros se archivan. Todos los casos deberían ser tratados por igual”.
Orlando Rojas, 49 años de edad
Según la autopsia que le realizaron “la bala le impactó en el cuello, atravesando la médula, y siguió una trayectoria de adelante hacia atrás, de izquierda a derecha y descendente". Murió 66 días después de haber recibido un disparo en la esquina de Pedrera, frente al centro comercial Metrocenter. De acuerdo a un informe elaborado por la Defensoría del pueblo, Rojas trabajaba cerca de la avenida Baralt. Al salir del trabajo se acercó a ver lo que sucedía recibió un disparo que lo dejó parapléjico, hasta que falleció. El caso de Rojas está totalmente paralizado, según lo señaló Alfredo Romero abogado de Vive, una organización en defensa de las víctimas. “Su caso no pasó de la investigación preliminar, esa fue la respuesta de la propia Fiscalía. Se realizaron muy pocas gestiones para resolverlo”, aseguró.
Jorge Tortoza, 48 años de edad
La autopsia practicada a su cuerpo determinó que murió por un disparo en la cabeza que le provocó “fractura de cráneo con laceración de masa encefálica”. La bala, sin orificio de salida, se desplazó de izquierda a derecha, de adelante hacia atrás y de arriba hacia abajo. La víctima falleció horas más tarde en el Hospital Vargas.
Tortoza recibió el disparo en la esquina de Pedrera, mientras realizaba sus funciones de reportero gráfico para el diario 2001. El pasado 1º de abril, la Fiscalía señaló que están imputados en su caso los funcionarios de la PM, Miguel Landaeta (por el delito de alteración del acto verdadero) y Mario Ortiz (apropiación indebida calificada en grado de continuidad y concusión); junto con la ex fiscal del Ministerio Público, Laila Hidalgo (por encubrimiento en el delito de homicidio calificado).
Ángel Luis Figueroa, 29 años de edad
Según la autopsia practicada, Ángel Figueroa resultó muerto en horas de la tarde “por una herida producida por arma de fuego, de proyectil único, que impactó en el tórax izquierdo posterior, sin salida, lo cual produjo en definitiva una hemorragia interna”. Se presume que el arma con que fue atacado es de alta potencia y automática. De acuerdo a la Defensoría del Pueblo, se presume que pudo ser herido entre las esquinas La Gorda y Pedrera, aunque se desconoce el lugar exacto. Se cree que luego de ser herido fue trasladado con la intención de llevarlo a un hospital, pero su cuerpo finalmente es encontrado a la altura del cine Baralt al día siguiente. Al parecer, Figueroa se dedicaba al comercio informal. Según Alfredo Romero, abogado de Vive, nadie reclamó su cuerpo. Su caso tampoco se ha resuelto.
Jesús Arellano, 34 años de edad
“Muere por el impacto de un proyectil que le entra en el tórax. También presentó herida en la cabeza. La bala (que penetra en el tórax) sigue una trayectoria de izquierda a derecha, de arriba abajo” según lo indican las investigaciones reseñadas por la Defensoría del Pueblo. Al parecer fue atacado con un revólver 9 milímetros en las cercanías de la esquina La Pedrera. Su caso tampoco pasó de la investigación preliminar, de acuerdo al abogado Alfredo Romero, de la organización Vive. “Si se comenzaba una investigación seria nosotros teníamos la posibilidad de presentar nuestras pruebas y acusaciones”, indicó.
José Antonio Gamallo 45 años de edad
Recibió un disparo en la cabeza en la avenida Baralt, entre la Plaza Caracas y las esquinas La Gorda y Pedrera. Vivió aún cuatro meses convaleciente, antes de fallecer en Madrid en agosto. La autoridades del Cicpc esperan el acta de defunción proveniente de la embajada de España, junto con el protocolo de autopsia “a fin de proseguir con las investigaciones”, alega el informe de la Defensoría. Aún no hay ningún acusado por su muerte.
Jesús Mohamed Espinoza Capote, 18 años de edad
Muere frente al cine Baralt, en la esquina de Muñoz. Según el informe médico forense, un único proyectil disparado a distancia impactó en su frente y le causó la muerte. El joven marchaba con su padre Mohamed Merhi desde Chuao hacia el Palacio de Miraflores. De llegada a la avenida Baralt, ambos se separaron en la huida por los gases lacrimógenos.
La Defensoría del Pueblo en su informe refiere que las últimas investigaciones del caso determinaron que el joven habría muerto como consecuencia de un proyectil nueve milímetros. Sin embargo, el director de la organización civil Vive, Andrés Trujillo, explicó que el caso no ha pasado la fase preliminar de la investigación y que aunque se hicieron planimetrías, no hubo conclusiones ni culpables.
En julio de 2002 solicitaron ante el TSJ la imputación formal del presidente Hugo Chávez, del otrora vicepresidente José Vicente Rangel y del ex fiscal Isaías Rodríguez, pero se vencieron los lapsos procesales. Luego, en 2005 Vive llevó el caso a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos donde está en fase de audiencias y a la espera de su remisión a la Corte Interamericana.
Erasmo Enrique Sánchez, 60 años de edad
Muere a las 4:40 de la tarde en Puente Llaguno. La informe forense del Cicpc estableció que Sánchez falleció por el impacto de un proyectil que fracturó su cráneo y perforó su ojo, con entrada muy descendente, de derecha a izquierda, y de arriba abajo, y sin orificio de salida. Según cuenta su hijo, Giovanni Sánchez Ureña, en la sentencia del 3 de abril de 2009, Erasmo Sánchez era enfermero, pero además cocinero “de primera en el Hotel Tamanaco”.
Luego de tres años de audiencias, el Tribunal Cuarto de Juicio del estado Aragua, condenó a 17 años y diez meses al funcionario de la PM Arube Pérez Salazar y a 16 años y ocho meses al también policía Marco Hurtado, a pesar de que el arma de Pérez Salazar salió negativa en las pruebas de balística y de que Hurtado no estuvo en la avenida Baralt el 11 de abril de 2002. Por esta muerte también fueron sentenciados a 30 años los comisarios Iván Simonovis, Lázaro Forero y Henry Vivas.
Pedro Linares 42 años de edad
Murió entre las esquinas de Llaguno y Piñango, en la avenida Baralt, al recibir un impacto de bala en el tórax, que le perforó los pulmones antes de salir por debajo del hueso de la clavícula. Según informaciones del Ministerio Público, Linares era militante del extinto Movimiento V República (MVR) y formaba parte del Círculo Bolivariano “Francisco de Miranda”. Aún no hay ningún acusado por su muerte.
César Matías Ochoa 38 años de edad
Recibió un disparo en el cuello, mientras se encontraba entre las esquinas de Llaguno y Piñango, en la avenida Baralt, también debajo de Puente Llaguno, donde había llegado tras no poder acceder a las inmediaciones del Palacio de Miraflores por la concentración que había en el lugar. Había caminado hasta la Baralt desde el restaurante Rescán en La Candelaria, donde trabajaba. De acuerdo con el protocolo de autopsia, la bala que lo mató entró por el cuello y perforó el pulmón izquierdo. Como no se encontró agujero de salida, sólo puede presumirse que se trata de un arma “de alta potencia”. Aún no hay ningún acusado por su asesinato.
Nelson Eliécer Zambrano 24 años de edad
Trabajaba en el Palacio de Miraflores, ejerciendo funciones de archivo. Murió a la salida de su lugar de trabajo, a las afueras del Palacio Blanco, herido por una bala de pistola 9 milímetros que le entró por la arteria del cuello y perforó un pulmón. Hasta el momento no se han aclarado los autores materiales ni intelectuales del hecho, aunque el oficialismo arguye que se debió a francotiradores ubicados en edificios adyacentes a la avenida Urdaneta. Incluso un informe de la Defensoría del Pueblo se hace eco de esta denuncia y precisa que tales tiradores podían encontrarse en los edificios de la esquina El Bolero.
Hasta el momento, el único acusado por este caso es el coronel (GN) Juan José Gómez Angulo, en libertad plena, a quien se le atribuyeron los delitos de homicidio calificado en grado de complicidad correspectiva y uso indebido de arma de guerra.
Rudy Urbano Duque, 38 años
Muere a las 4:50de la tarde en las adyacencias de Puente Llaguno. Las experticias del Cicpc refieren que Urbano fallece por un proyectil que impactó en su cabeza por la región frontal derecha y salió por la región parieto-occipital derecha. El informe determinó que el tirador se encontraba en un plano ligeramente superior a la víctima, con el arma en posición descendente.
Con esa descripción, se pensó que los culpables estaban en una de las cuatro ballenas estacionadas en la esquina de Piñango. La primera de ellas fue la única incriminada, pues según la Fiscalía, desde allí un funcionario de la PM disparó contra la víctima. Sin embargo, entre los funcionarios que la tripulaban no hay detenidos. Es sólo de la segunda ballena de la que fue privado de libertad el funcionario de la PM Héctor Rovaín, pero fueron condenados por esta muerte sus compañeros Arube Salazar y Marco Hurtado. Sin embargo, la bala que asesinó a Urbano nunca fue estudiada, puesto que atravesó el portón del estacionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Josefina Rengifo, 29 años de edad
Muere en la avenida Baralt, entre las esquinas de Balconcito y Truco, tres cuadras más arriba del Puente Llaguno. Según la autopsia, la víctima falleció por el impacto de un proyectil —presumiblemente de un arma 9 milímetros— en el tórax, a distancia, de adelante hacia atrás y de arriba hacia abajo. Según la Defensoría del Pueblo, Rengifo tenía cuatro meses de embarazo y se presume que salió de su vivienda sólo para realizar una llamada telefónica en un puesto público.
Por esta muerte estaban siendo acusados los ocho policías metropolitanos y los tres comisarios. Sin embargo, luego de la comparación de las armas de este calibre entre los funcionarios de la policía que las portaron el 11 de abril de 2002 —sólo Julio Rodríguez y Erasmo Bolívar—, no hubo coincidencias. Así, que después de tres años de audiencias, la jueza Marjorie Calderón eximió de culpabilidad a los ocho policías metropolitanos y a los comisarios Iván Simonovis, Henry Vivas y Lázaro Forero. Los responsables de la muerte de Josefina Rengifo siguen libres.
Luis Alfonso Monsalve, 55 años de edad
Un impactó de bala le causó la muerte cuando se encontraba en la esquina Bolero de la avenida Urdaneta, muy cerca del Palacio Blanco. Las investigaciones revelaron que su verdadero nombre era Ramiro Escobar García, colombiano con antecedentes delictivos que portaba varias identidades. El informe que elaboró la Defensoría del Pueblo en mayo de 2002 relata que el proyectil ingresó en el cuerpo de Monsalve a través del “mentón labial izquierdo, saliendo por la cara izquierda del cuello. Seguía una trayectoria de adelante hacia atrás y de derecha a izquierda”.
Los expertos explicaron que el arma “puede ser de alta potencia”. En abril de 2008 la Fiscalía acusó por este asesinato al coronel (GN) Juan José Gómez Angulo, quien se encuentra en libertad plena, aunque el caso no ha avanzado y el imputado se mantiene en libertad. El cuerpo de Escobar fue enterrado en enero de 2003 en el sector La Peste del Cementerio General del Sur, pues ningún familiar lo reclamó en la morgue.
Luis Alberto Caro, 57 años de edad
Falleció en la esquina Boleros, a las puertas del Palacio de Miraflores. Caro –identificado como organizador sindical del extinto Movimiento Quinta República– fue asesinado al recibir un proyectil de pistola 9 milímetros que quedó alojado en su cuerpo al ingresar por su maxilar superior derecho con trayectoria descendente. En el informe de la Defensoría del Pueblo de 2002 se presumía la actuación de “francotiradores ubicados en sitios altos”, específicamente en el Hotel Ausonia o el edificio Bolero. Por este caso también fue acusado por la Fiscalía en abril de 2008 coronel (GN) Juan José Gómez Angulo, quien se encuentra en libertad, por el supuesto delito de homicidio calificado y uso indebido de arma de guerra, aunque sigue sin ser procesado. El expediente fue radicado originalmente en el Circuito Judicial Penal de Aragua.
José Alexis González Revette, 47 años de edad
El asesinato de González Revette no ocurrió en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, por lo que la Asociación de Víctimas Venezolanas de Violaciones a los Derechos Humanos (Vive) no lo incluye dentro de los afectados por los sucesos de abril de 2002. Aunque se conoce que manifestó en la tarde del 11 de abril en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, su muerte se produjo a través de un disparo en el tórax que recibió en horas de la noche en el estacionamiento de los bloques 18 y 19 del sector La Cañada, de la parroquia 23 de Enero. El informe de la Defensoría del Pueblo de 2002 refiere un testimonio de sus familiares, en el que acusan a funcionarios de la Policía Metropolitana destacados en el módulo de seguridad del sector. Del avance del caso no tiene conocimiento la Asociación de Víctimas del Golpe de Estado del 11 de Abril (Asovic).
Fuente: Tal Cual
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