jueves, 3 de enero de 2008

Libertad a los comisarios

Las palabras sirven para muchas cosas, como por ejemplo para la retórica vacía y empalagosa, mientras que los hechos muestran lo contrario de lo que aquellas expresan. Tal es el caso de los comisarios policiales Iván Simonovis, Henry Vivas y Lázaro Forero.

Aunque parezca una crudeza, es una realidad y a esos tres caballeros y otros policías metropolitanos mantenidos por años tras las rejas, la Fiscalía no ha podido comprobarles uno solo de los delitos que les imputan y menos aún el de lesa humanidad, en flagrante violación de sus Derechos Humanos.

Policías que, como los mencionados, sólo cumplían su misión en los sucesos del 11 de abril de 2002, como resguardar la vida de una multitudinaria manifestación y a la vez defenderse de los disparos que se originaban desde el Puente Llaguno, donde se captaba, gracias a la televisión, como los pistoleros disparaban no sólo contra los agentes del orden público, un cuerpo legal, sino incluso contra los que participaban en la gigantesca marcha. Evitaban la agresión contra ese sector protestario. Esa fue su supuesta "ilicitud".

Expertos en balística y asuntos policiales, han demostrado la imposibilidad de que los imputados, como otros agentes de la Policía Metropolitana de entonces, hubiesen causado alguna baja fatal entre los congregados de Puente Llaguno.

Gracias al valor y a la decisión de cumplir su deber, estos tres hombres y otros agentes policiales metropolitanos, impidieron que un número de manifestantes y otros agentes policiales mismos pudieran ser blanco de los francotiradores que desde las azoteas de edificios en el sector y Puente Llaguno accionaban sus armas mortales.

Con Simonovis, Forero y Vivas, el oficialismo ha exacerbado una actitud, una conducta, que más parece una vendetta que trasciende lo político, para convertirse en una odiosa persecución deshumanizada contra esas personas, obligadas a cargar años alejados del cariño y el afecto familiar.

Mas ácido:ND

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