viernes, 3 de agosto de 2007

Carta a Sean Penn

Dear friend:
Bueno, ya sé que no somos amigos, pero es un decir. “Welcome to our Land”. O quizá sea mejor decir: bienvenido a su tierra ( “su”, de él). Me dicen que vienes a vernos porque alguien te dijo que “aquí están pasando cosas”. Es una maravilla ir a un sitio donde pasan cosas. ¿Sabes lo que es jodido, Sean? Vivir en él. Sobre todo en esos sitios donde las cosas que pasan tienen que ver con la voluntad de un solo hombre. Es la misma historia de los que, mucho más jóvenes, fuimos a Cuba y vimos lo que quisimos ver, porque el cerebro sabe manejarse mejor con base en los prejuicios que llevamos con nosotros en las maletas de viaje.

Yo no sé qué está pasando en Venezuela, Sean, pero cada vez que algún invitado internacional nos visita y se va maravillado, me pregunto: ¿Será que él ve algo que no veo yo o que yo veo algo que no ve él? Porque prejuicios tenemos todos. Aunque con nuestro actual líder, muchos ciudadanos más que todo tenemos certezas y, en algunos casos, muy concretas.

Por otro lado, Sean, desde una fama tan extraordinaria y merecida como la tuya no puede conocerse nada. No desde la suite de un hotel que cuesta 1.200 dólares (que es como un año de salario mínimo al cambio del dólar que consigue la gente). Ya tu gloria te limita, porque las cosas se te muestran de determinada manera. ¿Sabes qué podrías hacer tú, que eres un magnífico actor? Vente un día disfrazado, desde allá. Llega al aeropuerto e intenta agarrar un taxi.

Instálate en un hotel en las cercanías de Sabana Grande.

Laureano Márquez

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