miércoles, 9 de enero de 2008

“El castigo que ha sufrido Chávez no es suficiente: hay que investigar el pago a las FARC”

El ex-Ministro Fernando Londoño, en una columna que escribe hoy en “El País” de Cali afirma, en relación al tema de Villavicencio, que “quedan cosas por saber. Y la más grave de todas, es la relativa al pago que le hicieron a las Farc por la hasta ahora fallida liberación de Clara y Consuelo.”

Protestamos contra la infame especie, difundida por las Farc y aceptada sin beneficio de inventario por algunos despistados comunicadores, de que Emmanuel es hijo de una relación ‘consentida’ de Clara Rojas con un guerrillero. Clara perdió con el secuestro toda capacidad de consentir. La esclavitud está en las antípodas de la libertad y el consentimiento es una expresión plena de la libertad humana. Reducida a las condiciones miserables en que se encuentra, Clara no es capaz de consentimiento, en esa materia ni en otra alguna. Declarar consentida su relación con uno de sus captores, es exaltar al secuestrador y aniquilar moralmente a su víctima.

Emmanuel existe. Y su familia, la única que tiene, lo ha rescatado por el amor. Clara González de Rojas, su abuela, es para nosotros la mujer del año. Del que pasó y de todos. Qué nobleza la suya. Qué pureza la de su corazón, destrozado por el dolor, transfigurado por el amor. Nunca sale de sus labios una queja amarga. Si hay una mujer fuerte, un ser humano superior, veámoslo aquí. En lo que significa en términos absolutos, en lo que vale en cotejos inevitables.

Emmanuel debe ser el comienzo de una expiación y el motivo de una reparación. El Gobierno Nacional tiene la responsabilidad de quitarle a ese niño la incertidumbre económica de su educación y de su formación. Nunca fueran mejor aplicados los fondos que se le quitan al narcotráfico, para reparar los daños que éste le ha causado a esta criatura y a su familia.

Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Nicolás Sarkozy y sus compañeros de aventura, le han probado al mundo lo que cuestan las amistades peligrosas. Entenderse con los más grandes canallas que la historia pueda recordar, para sacar provecho propio de ese contubernio, produce estos resultados. Que algunos llaman el mayor ridículo de los tiempos recientes. Nosotros agregamos el desprecio al ridículo. Porque lo que les pasó lo tienen bien merecido.


Mas ácido:N24

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